La madrugada del pasado fin de semana, una llamada a la línea de emergencia 911 alertó a la Oficina del Alguacil del condado de Volusia, en Florida, sobre un supuesto pedido de pizza.
Sin embargo, la solicitud era en realidad un llamado encubierto y desesperado de una mujer que intentaba escapar de un hombre que, según las autoridades, la había llevado a un campo remoto con la intención de abusar de ella.
Eran alrededor de las 4 de la mañana cuando la mujer, manteniendo la calma y tratando de evitar despertar sospechas, llamó al 911 pidiendo una pizza.
Al otro lado de la línea, el operador notó rápidamente que la solicitud era inusual. La conversación tomó un giro crucial cuando el operador le preguntó si estaba al tanto de que estaba llamando a una línea de emergencia. Sin titubear, la mujer respondió afirmativamente, confirmando así de manera implícita que estaba en peligro.
El operador, comprendiendo la situación, activó un procedimiento de localización del teléfono, ya que la mujer, llevada contra su voluntad a un lugar desconocido, no podía identificar su ubicación exacta. “Ella sabía que estaba llamando a la línea de emergencia, y esa certeza le dio a nuestro operador la pista de que se trataba de algo serio,” comentó uno de los oficiales.
El área de Pierson, donde se produjo el incidente, está compuesta por vastos campos que suman varios acres, lo que representó un desafío considerable para los agentes desplegados. Sin una dirección precisa y con el tiempo en su contra, los oficiales se adentraron en las amplias extensiones de terreno, utilizando las coordenadas obtenidas del teléfono de la mujer.
La búsqueda, que avanzaba lentamente entre los campos, recibió un giro inesperado cuando los agentes lograron escuchar música a alto volumen proveniente de una de las áreas. Este detalle aparentemente insignificante resultó ser clave: la música guió a los oficiales hacia el lugar donde se encontraba la víctima.
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